lunes, 18 de noviembre de 2013

Deconstrucción

Historia de la crítica literaria
David Viñas Piquer
Deconstrucción

         Las corrientes postestructuralistas tratan de desalentar las pretensiones científicas del Estructuralismo.
Los estructuralistas son teóricos que crean metalenguajes para explicar la fenomenología textual, mientras que los postestructuralistas, más que en la teoría confían en su propia intuición y tratan de demostrar las paradojas y contradicciones de los proyectos del Estructuralismo.
Para los estructuralistas el signo no es tanto una unidad con dos lados como una fijación momentánea entre esos dos lados, ningún signo es puro ni completamente significativo. Los signos si pueden ser reproducibles en distintos contextos pero siempre cambiarán su significado.
El lenguaje se caracteriza porque sus elementos están en constante intercambio, y ninguno de ellos es totalmente definible porque depende de los demás.




          El término inglés deconstruction se usa para hacer referencia a un movimiento crítico inaugurado con una ponencia de Jacques Derrida. La Deconstrucción se plantea como una crítica de los métodos tradicionales e, incluso, de la teoría literaria misma; es una modalidad concreta de lectura de textos; los deconstruccionistas no tienen un método.
La única forma de conocer la actividad deconstructiva es verla en funcionamiento, deconstruyendo.
La deconstrucción sigue un método de conocimiento que sea capaz de reflexionar sobre sus propios constructos y que esté dispuesto a cuestionarlo todo y a cuestionarse, cuestiona la necesidad de una verdad.
La deconstrucción no prefiere no interpretar, no asignarle un contenido a un texto porque ese contenido nunca será la última palabra sobre el tema; va deconstruyendo las oposiciones que son en gran parte la base del pensamiento Estructuralista. Lo que la deconstrucción se propone es transgredir el concepto clásico de ciencia.
La deconstrucción debe ser considerada sobre todo una estrategia filosófica; pretende desquebrajar el sistema desde dentro del sistema.

            Derrida cuestionó la idea de que un texto posee una unidad de sentido y el objetivo del intérprete es aprehender ese sentido, llegar a conocer cuál era la intención del autor para descifrar el verdadero significado y ofrecer la interpretación definitiva.
Él prefiere quedarse en la permanente conciencia del vacío. El método Derrida consiste en demostrar que toda jerarquía o todo orden puede invertirse.
Derrida se interesa por la relación entre filosofía y escritura: los filósofos utilizan la escritura como medio de expresión. Lo que la filosofía quiere es llagar a una verdad y poner así punto final a la escritura sobre un tema determinado, su dominio es el pensamiento y éste necesita ser comunicado a través de  sistemas como el habla y la escritura
La escritura nos hace pensar en el texto como una red de injertos dentro de injertos sin principio ni final, el injerto no puede ser descompuesto en unidades mínimas al modo de un análisis estructuralista.
La teoría del  injerto presenta una conexión con la teoría de la intertextualidad de Bajtin;  la primera define la absorción de otras textualidades crea un corpus agujereado que evita la unidad de sentido porque  se mezclan niveles referenciales  y figurativos, mientras que la segunda asegura que la absorción de otras textualidades se revuelven en una nueva unidad de de sentido, en un nuevo significado.

Derrida abre el texto y la escritura a una polisemia universal debido a la différence, es decir, debida a que el signo puede ser repetido en un  nuevo contexto y adquirir así un nuevo significado; a esta independencia de la escritura Derrida la llama diseminación. Con la diseminación de las palabras de la obra se quedan sin ningún punto de anclaje, en una deriva de sentidos que concede una gran libertad al lector y al ingenio de los críticos.




          La deconstrucción parte de una distancia evidente respecto a tres conceptos: Totalidad- qué la obra puede ser aprehendida en su globalidad-, sentido- es interminablemente alegórico y por ello, doble-, y el centro –el eje en torno al cual gira todo lo demás.
La deconstrucción separa la escritura de la intención del autor, de las expectativas del receptor y de los rasgos contextuales para poder afirmar así que la escritura está libre de todo significado trascendental. 

        Paul De Man Critica a quienes creen que el lenguaje poético puede ser interpretado como una totalidad, para él, la poesía no está integrada  por elementos que forman una unidad. Su deconstrucción está basada en la Retórica.

      Las figuras retóricas contaminan el lenguaje, éste es esencialmente figurativo y no referencial o expresivo.

De Man cree que no existe una lectura errónea  opuesta a una lectura correcta, sino  que la errónea es “requisito necesario de toda lectura”. La lectura es un “errar continuo que ni una crítica técnica ni una deconstructiva puede detener”.


Para J. Hillis Miller, la crítica deconstructiva se centra en una afirmación y en una negación de esa afirmación.

El proyecto deconstructivo de Miller se centra en tres puntos: 1 Interpretar el texto siguiendo el laberinto histórico que propone el injerto textual, 2 Tratar de encontrar el elemento que en el sistema estudiado resulta alógico y rompe con la unidad de sentido, 3 Demostrar que el texto se autodeconstruye a sí mismo sin necesidad de que nadie lo haga por él. 








1 comentario:

  1. Gracias por toda esta información tan bien explicada, me ayudaste muchisímo con mi tarea, ¡saludos!

    ResponderBorrar